“Jamás eutanasia y suicidio asistido, nunca enfermos abandonados”

Ciudad del Vaticano (AICA): El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Vincenzo Paglia, destacó la dimensión interreligiosa e incluso secular que está tomando el concepto del “acompañamiento a los enfermos, excluyendo siempre cualquier acto de eutanasia o de suicidio asistido”. Lo hizo al comentar el mensaje para la Jornada Mundial del Enfermo, en el que el papa Francisco reafirma el respeto por la vida desde la concepción hasta el fin natural.
El presidente de la Pontificia Academia para la Vida, monseñor Vincenzo Paglia, comentó el mensaje del papa Francisco para la Jornada Mundial del Enfermo, en el que el pontífice reafirma el respeto por la vida desde la concepción hasta el fin natural.

“Incluso cuando el estado de la enfermedad es irreversible, cualquier intervención diagnóstica, preventiva, terapéutica, de investigación, de tratamiento y de rehabilitación debe estar orientada a la dignidad y a la vida de la persona, sin ceder a actos que lleven a la eutanasia”, escribe el Papa en su mensaje para la jornada del 11 de febrero.

Francisco recuerda que “la vida debe ser acogida, protegida, respetada y servida desde su nacimiento hasta su muerte”. Un principio que en algunos casos, subraya, exige a los médicos la objeción de conciencia “para ser consecuentes con este sí a la vida y a la persona”.

Monseñor Paglia asegura que esta posición está adquiriendo cada vez más una dimensión interreligiosa e incluso secular, al señalar: “El año pasado, los representantes de las tres grandes religiones abrahámicas firmaron un documento común, que luego entregamos al Papa, subrayando la importancia del acompañamiento de los enfermos, excluyendo siempre cualquier acto de eutanasia o de suicidio asistido”.

“Por ello, hago notar que en esos mismos días, la propia Asociación Médica Mundial, la World Medical Association, también había establecido – por lo tanto una institución no creyente – su oposición tanto a la eutanasia como al suicidio asistido”, agregó en declaraciones a Vatican News.

 El Papa mira a la enfermedad para curarla, pero también a una curación humana integral…

– Sí, esto es muy importante para redescubrir la tarea de la medicina y por lo tanto también de los médicos. Es obvio que no siempre podemos curar – la muerte llegará – pero siempre podemos curar. Por lo tanto, incluso cuando ya no podemos tomar una acción positiva para la sanación, la acción fundamental que queda es estar allí, permanecer cerca, nunca abandonar a nadie, especialmente a aquellos en las situaciones más difíciles o de mayor debilidad. En este sentido hay que huir de la tentación de una medicina omnipotente, es decir, pensar que cuando la medicina no puede curar ha fracasado o debe retirarse, es una posición técnica eficaz que se aleja de esa perspectiva humanista que creo que es una de las dimensiones más urgentes que se encuentran en una sociedad como la de hoy.

– En el mensaje el Papa se dirige a los médicos, invocando también la objeción de conciencia…
– Mis contactos con la World Medical Association, me hacen pensar de manera positiva y cuidadosa, también porque la buena conciencia del médico se forma para sanar, no para eliminar. Para ayudar y no para abandonar, para aliviar el dolor y no para creerse el autor de la vida, por el cual pueda decidir cuándo acortarla o prolongarla.

– Sin embargo, muchos Estados del mundo parecen estar abiertos al suicidio asistido…
– En todos los Estados, incluida Italia – y en parte esto también ha surgido en el texto que publicó el Tribunal Constitucional – se promueven los cuidados paliativos, porque el miedo, el terror que puede haber es el del dolor, el de la soledad. Pero si todo esto es derrotado, creo que a nadie le venga el fuerte deseo de acortar su vida. Nosotros queremos acompañarla y los cuidados paliativos nos dicen que debemos rodear la vida de los más débiles como un manto de amor.

(AICA.org)